Casa Pollo

Barcelona

2005

En el marco de la feria Construmat 2005, se realizó una exposición titulada «APTM» donde se mostraban seis prototipos de vivienda urbana experimental elaborados con la única premisa de que contaran con una superficie de 30 m² de planta. Para la ocasión, se invitó a seis arquitectos que ya habían trabajado anteriormente diseñando viviendas experimentales. Para la exposición se montarían maquetas a escala real de las propuestas de los cuatro primeros, de manera que durante la feria se podrían visitar entrando en ellas, como si fueran pisos verdaderos.

Uno de los jóvenes arquitectos utilizó «APTM» como medio para avanzar en su investigación arquitectónica. En vez de montar una maqueta a escala 1:1 construyó el Chicken, un módulo habitacional urbano desmontable y plenamente funcional que sería reutilizado después del certamen como vivienda en un solar de Barcelona.

ESTRATEGIA Y PROCESO
Aprovechar las exposiciones
El proyecto arquitectónico iba acompañado de la estrategia necesaria para que pudiera montarse en distintos solares desocupados, perfeccionando los ensayos de Madrid (SU 09) y Sevilla (SU 06 y SU 10). Subrayaba la posibilidad de promocionar, desde la sociedad civil, este tipo de viviendas autoconstruidas, en lugar de recurrir a la oferta actual de la Administración o de las promotoras. El diseño del módulo preveía que se pudieran montar varios en cada solar, apilados en grupos de hasta cinco pisos, que deberían ser montados con el esfuerzo conjunto de sus futuros habitantes. El sistema de cooperativas en régimen temporal sería la fórmula idónea para implantar este tipo de núcleos residenciales.
Al hacerse una consulta pública previa al montaje del módulo, preguntando quién estaría dispuesto a vivir en él y bajo qué condiciones, se pretendía estudiar el componente social de la autoconstrucción.
Pese a que lo importante era difundir la estrategia que acompañaba al módulo, que había sido explicada antes de la feria —como se aprecia en el artículo de Catalina Serra aparecido en El País el 22 de marzo de 2005—, a partir de la inauguración de Construmat este objetivo quedó enterrado por la polémica de los 30 m2 de espacio.

Los medios de comunicación estaban expectantes ante la visita de la entoces ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, pues se esperaba que en Barcelona hiciera alguna declaración sobre el nuevo Plan de Vivienda, que llevaba un retraso de nueve meses. El día de la inauguración, la ministra elogió las propuestas de «APTM» y habló de rebajar las medidas mínimas de los pisos de protección oficial hasta los 30 m², pensando en jóvenes o personas que necesitaran viviendas por temporadas cortas. Estas declaraciones crearon confusión y provocaron que a partir de ese momento «APTM» se leyera como la nueva propuesta de vivienda de protección oficial del Gobierno. Los medios de comunicación iniciaron una campaña mediática centrada en los pisos de 30 m² que avivó la animadversión general hacia los módulos presentados en la exposición. La difusión de la estrategia de aprovechar los solares desocupados para crear viviendas temporales quedó anulada por la discusión de los metros cuadrados necesarios para una vivienda digna.

Una semana después de la feria, se instaló en la plaza Catalunya de Barcelona un centro de información, como parte de la exposición artística «Espai de Consulta», comisariada por Martí Peran en la sede de Caja Madrid. Paralelamente a la exposición, se habilitó una dirección de correo electrónico para contactar con personas que estuvieran dispuestas a vivir en este tipo de módulo, con el fin de averiguar bajo qué condiciones aceptarían hacerlo (precio, situación legal, etc.).

Pocos meses después, el arquitecto participó en el festival de arquitectura eme3 y, amparándose en una coartada artística (como hiciera en SU 09), consiguió instalar el mismo módulo en la calle. El arquitecto pactó con los responsables del festival de arquitectura su montaje en el solar de la calle Àlaba 17, donde se podría visitar entre el 20 y el 23 de noviembre del 2005. El solar en cuestión se encuentra entre la prisión de mujeres de Wad Ras y unas pistas de pádel de gestión privada, instaladas en suelo de titularidad pública. A pesar de ello, los encargados de las pistas pidieron un alquiler de 1.000 euro, que los organizadores se vieron obligados a abonar para obtener los permisos de la Administración y poder iniciar la construcción, a partir del mes de julio del 2005.

Una semana antes, se realizó una búsqueda vía correo electrónico de voluntarios que quisieran colaborar en el montaje, y así se consiguió reunir a unas cien personas que, por turnos y con distintos grados de implicación, construyeron el habitáculo a lo largo de una semana. Al acabar el montaje, un vecino llamó a la policía. La patrulla que visitó el lugar rellenó la correspondiente denuncia: «ausencia de falta por tratarse de un módulo desmontable de carácter cultural y lúdico».

El módulo no pasó la revisión de adecuación para celebración de actos públicos, porque la escalera de acceso no cumplía con la normativa vigente, aunque se trataba de una escalera de interior reciclada de los desechos de «APTM», donde había formado parte de un pabellón abierto al público sin ninguna restricción.

Igualmente, se denegó la posibilidad de acceder a una cédula de habitabilidad, puesto que el solar escogido estaba destinado a equipamientos. Esta argumentación pone en evidencia que la idea de usos temporales no había sido entendida por la Administración barcelonesa, ya que la vivienda efímera no cuestionaba los futuros usos del solar para equipamientos.