La Escuela Crece

Madrid

2016

Iniciativa que se pone en marcha en la Escuela Superior de Diseño de Madrid durante el curso 2013-14 para hacer frente a la acuciante necesidad de espacio que ésta padece. Ante esta situación, la propia escuela decidió hacer frente al problema contando para ello únicamente con sus propios recursos humanos y materiales.

Voluntarios
%
Materiales Reutilizados

La necesidad
Si tenemos en cuenta que, en 2013, en la escuela había matriculados más de setecientos alumnos, y que el edificio en el que se ubica no ha experimentado ninguna ampliación de superficie desde que fue construido en 1965 para ciento setenta y dos alumnos, podemos hacernos una idea bastante clara de hasta qué punto esta necesidad es importante. Inicialmente, se urgió a las autoridades educativas para que ofreciesen una solución a la misma por entender que eran éstas las responsables de la situación. Se les propusieron diferentes opciones que pasaban por el traslado a otra sede más grande, la construcción de un nuevo pabellón en el suelo libre que hay en la parcela de la escuela, o la ampliación mediante una edificación anexa al edificio existente. Todas fueron bien recibidas pero, finalmente, ninguna siguió adelante con la justificación de la falta de fondos para financiarla.
Desde la asignatura de Prefabricación y Elementos Modulares, de la especialidad de Diseño de Interiores, se planteó la ampliación como un ejercicio de curso y, con las propuestas elaboradas, se pidieron presupuestos a diferentes empresas de módulos prefabricados. Fue entonces cuando el equipo directivo, reunido con el profesor responsable de la asignatura, planteó la posibilidad de abordar la ampliación mediante la autoconstrucción. El objetivo era doble: por un lado, ahorrar costes, y por otro, aprovechar la oportunidad para hacer, del hecho de construir, una actividad educativa de la que poder aprender.
Se valoraron “pros” y “contras” de esta opción y se decidió consultar, antes de tomar una decisión, con nuestro estudio, “Recetas Urbanas”, si estaríamos dispuestos a asumir la dirección del proyecto. La elección no fue casual. Además de nuestra ya dilatada experiencia en autoconstrucción, habíamos colaborado previamente con la Escuela de Arte4 antes de que ésta se transformase en la Escuela Superior de Diseño.
Nuestra respuesta fue inmediata y nos mostramos muy ilusionados con el proyecto desde un primer momento. En la escuela se constituyó entonces un equipo de profesores encargados de coordinar la actividad junto a nosotros, y nos pusimos manos a la obra.

La oportunidad
La ampliación propuesta comprende la construcción de 170 metros cuadrados distribuidos en dos plantas que se apoyan en el edifico existente para ahorrar costes en la estructura. El sistema constructivo elegido parte del empleo de elementos que nosotros mismos prefabricamos y montamos luego por medio de técnicas de montaje “en seco” evitando así el uso de pastas y argamasas, y la necesidad de recurrir a la subcontratación de oficios especializados.
Tanto el sistema estructural como la mayor parte de los materiales empleados son reutilizados.
Es importante señalar en este punto, que el proyecto de la nueva edificación no se plantea a los participantes con un diseño ya cerrado, sino que se ofrece como material de trabajo para ser resuelto a medida que la obra se va ejecutando. El diseño se concibe, por tanto, como un proceso en el que los participantes no son mera mano de obra que “ayuda” o “ejecuta” siguiendo las órdenes de la dirección facultativa sino que comparten junto a esta, con sus decisiones, la responsabilidad sobre lo construido.
La autoconstrucción del nuevo edificio se lleva a cabo por medio de talleres quincenales con una duración media de tres días en turnos de mañana y tarde para no interferir con la actividad académica. De este modo los alumnos interesados en participar puedan hacerlo sin faltar a clase, dado que en la ESD se ofertan ambos turnos para cursar los estudios de grado de las cuatro especialidades de diseño. Hasta la fecha se han realizado quince talleres.
Esta actividad se ha integrado dentro del Plan de Estudios del Centro y permite a los estudiantes cursar todos, o parte, de los seis ECTS de libre configuración que deben realizar para completar su formación. La asistencia al taller se cuantifica por horas de trabajo y al finalizar el curso académico se certifica el total del tiempo trabajado a aquellos alumnos que lo solicitan.
Se ofrece también al profesorado del Centro la posibilidad de incluir este proyecto en las guías docentes de las diferentes asignaturas generando con ello un escenario de colaboración en el que pueden establecerse diferentes niveles de participación, que van desde el apoyo puntual en tareas concretas como la resolución y/o ejecución de un elemento constructivo, a otras más amplias como el estudio del interiorismo de los espacios de la nueva edificación.
A día de hoy, está prácticamente terminada la planta baja, y prefabricados los elementos de forjado y cerramiento de la planta primera así como la cubierta. Esto lo han hecho posible, como decíamos, más de ciento cincuenta personas.
Por aquí han pasado estudiantes y profesores procedentes de Uruguay, Colombia, Brasil, Escocia, Suiza, Canadá, Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Chile, Venezuela, Italia, Malasia, Polonia, México, Alemania, y China, además de tantas otras ciudades y lugares de nuestro país. De este modo hemos podido conocer, por una parte, los programas y metodologías de la enseñanza del diseño y la arquitectura que se emplean en todos estos lugares del planeta, y por otra, dar a conocer también nuestro proyecto de escuela.
Pero la transferencia de prácticas y conocimientos, (extraordinariamente rica), no ha tenido lugar sólo con otros centros educativos. En la Escuela Crece han participado también miembros de colectivos, asociaciones, y profesionales ajenos al mundo académico, que deseaban colaborar en esta experiencia de trabajo colectivo. Desde equipos que investigan el desarrollo de aplicaciones que faciliten la organización y gestión del trabajo colaborativo, a ingenieros y arquitectos interesados en este “pensar haciendo”, pasando por periodistas, fotógrafos, y editores preocupados por la difusión de este tipo de iniciativas y su réplica en otros lugares.
También hemos contado desde el principio con la implicación en el proyecto del personal no docente del Centro. Su colaboración ha facilitado enormemente la realización de los talleres. La secretaria y administradora ha visto incrementada notablemente su carga de trabajo al tener que asumir la contabilidad de la obra. El personal de limpieza ha colaborado redoblando esfuerzo por mantener en condiciones óptimas la Escuela los días de trabajo, aun en fases tan duras como la excavación de la cimentación; los ordenanzas y el personal de mantenimiento han apoyado la apertura y cierre de puertas, entrega de pedidos, gestión de herramientas, medios auxiliares, etc.

El reto
Resumir en unas pocas líneas una experiencia tan compleja obliga necesariamente a relegar aspectos importantes a un segundo plano, pero no podemos dejar de mencionar aquí, antes de concluir, algunos de ellos.
Proyectarse hacia el futuro con este proyecto de ampliación, ha hecho necesario mirar también al pasado propiciando el reencuentro con nuestra propia historia. Conocer los orígenes del centro, sus cambios y adaptaciones a los diferentes planes educativos, nos han ayudado a entender mejor los problemas de espacio a los que nos enfrentamos y el lugar en el que estamos, el barrio de Madrid donde nos situamos, y su historia.
Hemos trabajado juntos durante más de año y medio y lo hemos celebrado creando espacios donde compartir una buena comida y un brindis de satisfacción por lo avanzado.
Se han organizado equipos de trabajo para difundir la experiencia en pasquines, redes sociales, webs, etc.
Ya se ha celebrado un taller de paisajismo para acondicionar el terreno que rodea a la nueva edificación y, en breve, se quiere organizar otro para diseñar y producir el mobiliario con el que dotar los nuevos espacios.

Y, lo más importante: hoy podemos decir que la comunidad educativa ha incorporado con naturalidad en su día a día la convivencia con una obra que siente ya como algo suyo, y que ha posibilitado el establecimiento de nuevos vínculos entre sus integrantes más allá del papel que la organización académica, tan rígida y jerárquica, les asigna.
La concreción del nuevo espacio físico de la ampliación ha posibilitado la creación de otro espacio vivencial que, a diferencia del anterior, no tiene una fecha de terminación y podrá continuar generando nuevas oportunidades de aprendizaje en el futuro.
En la Escuela Superior de Diseño construimos nuevos espacios, pero también maneras diferentes de crecer y compartir conocimiento.